viernes, 30 de octubre de 2009

¿Te acordás, hermano? ¡Qué tiempos aquéllos!

La ruptura frustrada:

Lo nuevo a la sombra de lo viejo en algunos tangos de Manuel Romero


¿Cómo explicar que antes de la época dorada hubo un intento paródico del tango? Quizás no sea parodia el término apropiado, puesto que ella se adecuaría más a la poética de Santos Discépolo, tal como la describe Pesce en su artículo “Discépolo, Onetti y Scalabrini Ortiz. El ancho mundo de la literatura y la cultura popular”. Será, tal vez, un gesto de reproche o simplemente uno burlón del diálogo que crea Manuel Romero entre “Tiempos viejos” y “Tiempos nuevos”. Según Franciso Canaro, la primera data de 1925. En cuanto a la segunda, si bien su fecha no está determinada con exactitud, se deduce que fue escrita en el período 1927-32 en el que Manuel Romero editó las letras con el nombre de su hermano Julio. Más allá de la fidelidad de los testimonios, es evidente que una es posterior a la otra. En la corporalidad misma de la palabra, las letras entablan una intertextualidad que, incluso, llega a la (auto)cita explícita de Romero.


“Tiempos viejos”: ¿Te acordás, hermano? ¡Qué tiempos aquéllos!

“Tiempos nuevos”: […] y cuando están mamados [los jovies que formaron la Guardia Nacional]les da por recordar: “Hermanos, aquellos tiempos que pasaron, ¿te acordás la noche que rompí un espejo en el Petit?”


No es sólo esta referencia burlona de un tango a otro, sino que existen otros elementos poéticos de intertextualidad, como la gomina o el cocó, o como el cambio de la letra dialógica de “Tiempos viejos” a un nosotros exclusivo más propio de manifiestos vanguardista de la época y también a la teatralización en “Tiempos nuevos” de aquella recreada en su predecesora. Además, en el caso de la gomina, otros tangos de Romero refieren a los valores sociales que su uso remite; como, por ejemplo, en “¡Pero usa gomina!” o “¡Gabino!”. En estas letras, Romero pone en juego no sólo los tiempos de la vida, sino los del tango como escuela de valores. No obstante, este leve giro en la visión de Romero sobre el tango y la propia producción poética parece no continuar en la línea de “Tiempos nuevos”. Basada en “Tiempos viejos”, en 1926 Romero escribe la obra de teatro Los muchachos de antes no usaban gomina, la cual fue llevada al cine en 1937 y 1948. Proponemos indagar, entonces, la intertextualidad entre “Tiempos viejos” y “Tiempos nuevos” de Romero en un contexto en el que el cine otorga otros éxitos y fracasos para la poética del tango.

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