sábado, 29 de enero de 2011

La navaja

El evangelio segun Alfredo, tambien desde la templada Grandville; porque nunca hay que abandonar el presente.

La navaja, de Zaiat, Pagina12
Cuando los procesos económicos adquieren cierta complejidad o cuestionan pautas analíticas dominantes resulta conveniente alejarse de aquellos que proponen el sentido común para entender situaciones complicadas. En varios temas que hoy concentran el debate económico, la mayoría de los especialistas afirma que es sencillo resolverlos con medidas simples. Cualquier observación crítica a ese saber convencional les provoca una reacción de escasa modestia. Ante dilemas que se van presentando en la economía, exaltan lo que se conoce como La navaja de Ockham para desautorizar opiniones que no coinciden con su postura. Formulado al final de la Edad Media y atribuido al monje franciscano y filósofo Guillermo de Ockham, ese principio sostiene que de las explicaciones posibles, la más simple es la correcta. En la Facultad de Economía se enseña ese principio en la materia Microeconomía sobre el comportamiento del consumidor. La navaja de Ockham es la expresión del sentido común y, por lo tanto, sus seguidores afirman que su aplicación no debería plantear controversias. Sin embargo, preferir una teoría explicativa en función de la menor cantidad de causas invita a una escasa reflexión de la dinámica de ciertos fenómenos económicos. La inflación es uno de ellos atravesado por La navaja de Ockham.

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